Geografía

Geografía

Alcuéscar, municipio perteneciente a la provincia de Cáceres, Comunidad Autónoma de Extremadura.
Tiene un área de 108,93 km² con una población de 3.036 habitantes y una densidad de 27,36 hab/km².

Relieve

En cuanto al relieve de la zona, los campos pueden quedar agrupados en tres conjuntos:

Hacia el S. y S0., la campiña es bastante movida, pues está formada por las diversas alineaciones que en su conjunto forman las zonas terminales de la Sierra de San Pedro. En esta zona dominan las rocas pizarrosas y, en los altos, las cuarcitas del paleozoico.
Hacia el Este, rebasada la carretera de Cáceres a Mérida, la zona da origen a amplias lomas y cerros pardos, en los que los desniveles no son acusados, transformándose hacia el Norte en sencilla llanura pizarrosa.
En toda la porción NE del mapa los campos están constituidos exclusivamente por el berrocal granítico. Así pues, en conjunto, la zona es de topografía muy sencilla pues forma parte de la gran penillanura que se extiende al N y NE de la Sierra de San Pedro. En la penillanura imperan casi exclusivamente los materiales pizarrosos intensamente replegados y metamorfizados. Así la Sierra de San Pedro, berrocales alomados del NE. y E., y penillanura de las zonas centrales y del Norte, forman tres conjuntos en la hoja con suficiente individualidad para constituir tres diferentes parajes.

Las sierras de Guadalupe, Montánchez, Alcuéscar y San Pedro forman las últimas estribaciones al Oeste de los Montes de Toledo. Los desniveles más acusados de la Sierra de San Pedro, desde las cúspides más altas, a la parte más bajas del valle son:

  • Peña del Buitre 710 metros.
  • Alto del Mayorazgo 606 metros.
  • Puerto Clavín - paso de la carretera de Cáceres a Badajoz - 412 metros.
  • Alto del Trampal 575 metros.
  • Peña del Centinela 688 metros.


Hidrología

Las aguas suroccidentales se concentran en el río Lácara que nace al sur de la Peña del Buitre, y en el Aljucén. A este último van a parar los arroyos de las zonas orientales de la Sierra de Alcuéscar. Vierten finalmente al Guadiana. Las aguas que van al Tajo se reúnen en el río Ayuela o el Salor. Al primero vierten las aguas de la Charca de la Patoja o del Cura. Al Salor vierten las aguas originadas en la Sierra de Montánchez, después de reunirse los arroyos y regatos en el río Moro. Los arroyos citados son todos de muy escaso caudal y suelen secarse a comienzos del verano y permanecen en estiaje hasta noviembre. No obstante, a lo largo de los cauces de los principales riachuelos se mantiene un rosario de encharcados y tablas que casi siempre cubren las necesidades ganaderas y algunos regadíos. También en determinados parajes se ha construido pequeños embalses, charcas o albuheras donde en muchas ocasiones dura el agua todo el año.. Más cercana a la villa, aprovechando la vertiente del Calvario y Centinela, se encuentra la Charca de la Albuera - o Albuhera - , de menor extensión pero de mayor utilidad si cabe, por su cercanía al pueblo ya que se emplea en las necesidades ganaderas y uso doméstico. Los expertos creen que su construcción es romana. Los manantiales que abastecen Alcuéscar son los que brotan del conjunto de cuarcitas y conglomerados con el pizarroso inferior cambriano: Fuente del Castaño, de la Orden, Pozo Granado, Fuente del Rubio y más tarde los pozos del Cardar, los Hornos, Pozo Pocito, Fuente Nueva y Fuente de los Bueyes. Todos estos manantiales son - unos más que otros - de pobre caudal, si bien algunos permanecen todo el verano abasteciendo a la villa aunque fuera pobremente.

En nuestros campos tenemos numerosas fuentes, todas adolecen de no ser caudalosas, pero mantienen de agua a huertos y pequeñas vegas de regadío :

  • Fuente Clavín, cercana al puerto de su mismo nombre.
  • Manantial de Palomares, cerca a la casa de este nombre en la sierra de San Pedro.
  • Fuente de la casa de las Paredes, situada en la zona baja del puerto de San Blas.
  • Manantial del puerto de la Mezquita.
  • Manantial herrumbroso bajo el puerto del Moro.
  • Fuentes de Marina y Zauzar, cercana a la Peña del Buitre.
  • Pozo del Parador del Campillo, en el Km. 22 de la carretera de Cáceres a Badajoz.
  • Manantial de Martín-Laguna, que cría unas hortaliza riquísimas.
  • Manantial del Trampal, que en su día era muy abundante, servía al Pantano de Proserpina, más tarde movió un molino harinero y regó la vega de su nombre y con el tiempo abasteció a Alcuéscar de una magnífica agua.

En la dehesa de la Higuera hubo unas minas de fosforita que se cerraron por ser un filón pobre y por la cantidad de agua que manaban sus galerías; esto ocurría a comienzos del siglo XX, cuando no tuvieron medios para bombear el agua que manaba y aprovecharla para regadíos por lo que la taparon con piedras.

Clima

El clima de estas tierras se caracteriza por el largo, caluroso y seco verano y un invierno en general bonancible y soleado. Las primaveras suelen ser turbulentas y cortas, con un prolongado y agradable otoño.. El máximo de precipitaciones se da en los primeros meses del año. La precipitación media anual es de 600 mm. Cuando llueve los vientos son generalmente del SO. y O.

En las sequías suele soplar del E. y NE. y en las invernadas hay días que puede soplar con fuerza y muy frío. En Alcuéscar no son frecuentes las nevadas pero en algunos años pueden cubrir nuestros campos más de un día. En el decenio estudiado nevó cuatro días en 1.945, tres días en 1.941, dos en 1.946, y uno en 1.947, todos en el mes de enero.

Vegetación y cultivos

El terreno de la hoja de Alcuéscar, número 729 del Mapa Geológico Nacional, se divide desde el punto de vista de la producción en campos de cultivo, vegetativos y ganaderos.

Los terrenos graníticos son tierras flojas que generalmente no rinden otro cultivo que el centeno, de ahí el nombre de Centenera.

En la zona de los pizarrales es común el cultivo del trigo, de donde viene el nombre de Triguera, cultivo que se alterna con leguminosas. En esta zona desde muy antiguo había plantíos de olivos y viñas, pero sólo en las cercanías del pueblo.

En algunas zonas de los campos alejados tanto graníticos como pizarrosos comenzaban las dehesas, a las afueras del pueblo, con frondosos encinares y alcornocales con grandes manchas de jaras y buenos pastizales.

Los montes hacia la Sierra de San Pedro estaban ocupados por grandes masas de jarales, bajando hacia las dehesas cuajadas de encinas y alcornoques más o menos limpias de jarales y monte bajo.

Tanto los campos graníticos como la zona pizarrosa ha evolucionado en los últimos años a una explotación más productiva, dando riqueza para mantener a muchos más habitantes de los que tiene la zona.